domingo, 13 de septiembre de 2009

RECAÍDA (Septiembre 12 del 2008 a la fecha … )

El 12 de septiembre del 2008 se le aplico su dosis de metrotexate en la espalda. Días después me busca con urgencia el Dr. Peraza… “TRÁIGAME A SU HIJO MAÑANA, TAL VEZ HALLA QUE INTERNARLO”. Dios mío, los análisis del líquido de la medula espinal mostraron una concentración de células leucémicas muy por arriba del límite esperado. Todo cambia. La alegría de mi pequeño se desvanece en unos días, cuando comprende que la fecha prometida no llegara en mucho tiempo. Me parte el alma y el corazón ver las lágrimas en sus ojos. Y yo estoy solo, su mamá tiene más de un año y medio que se ha ido a vivir fuera del país, y debo ser fuerte.
El Dr. Peraza no se explica que paso, Ranferi era su orgullo de un caso en franca recuperación, ni una enfermedad, ni una recaída en cerca de dos años y medio. Y ahora tiene recaída en el sistema nervioso central.
El diagnostico cambia, la quimioterapia por si misma da solo un 40% de probabilidad de vida. La transfusión de células madre aumentaría esa probabilidad al 80%. Al inicio del tratamiento se les realizo a sus hermanos un análisis de histocompatibilidad, buscando que uno de ellos pudiera donarle medula ósea de ser necesario. Desafortunadamente ninguno de ellos resulto compatible con él.

El tratamiento cambio, inicio con inyecciones de metrotexate en la medula espinal, los días 19, 22 y 25 de septiembre, con la finalidad de terminar con las células leucémicas que había en su líquido cefalorraquídeo. Los resultados del análisis del líquido no mostraron presencia de células leucémicas. Después el Dr. realizo un aspirado de medula ósea, buscando células leucémicas. El resultado también fue negativo. El Dr. nos indico que el siguiente paso para estar seguro que ninguna célula leucémica sobreviviera en el cerebro, y ahí se reprodujera, era la radioterapia.
El radiólogo nos recibió el 26 de septiembre, nos hizo saber las posibles consecuencias de las dosis de radiación: esterilidad, no alcanzar su estatura de acuerdo a su genética, disminución de su capacidad intelectual. Ranferi dijo “se tiene que hacer lo que se tiene que hacer”. Se programaron 15 sesiones diarias de radioterapia. El apoyo de mi papá y de mi hermana Marú fue muy importante. Los días que no podía llevar a Ranferi a la radioterapia, ellos lo hacían. Así como el apoyo de Víctor Reynoso, director administrativo del Tec de Lerdo, quien me facilito el uso de un vehículo. También mis amigos, Luis Felipe Chairez, Ernesto Castro que me apoyaron con sus vehículos.

La frecuencia de las quimioterapias volvió a ser semanal; una semana un tratamiento corto; la siguiente, tratamiento largo; después inyección en la espalda; y a continuación, tratamiento largo. Y así llevamos desde el 26 de septiembre del 2008.
Perdió de nuevo el cabello, un tiempo perdió algo de alegría, pero ha vuelto a ser el muchacho llena de optimismo que ilumina mi vida.

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